Hasta hace poco, cuando se estropeaba un electrodoméstico, gran parte de la población prefería comprar otro debido a la larga vida del actual, pero por culpa de la crisis, o gracias a ella, han proliferado las empresas que se dedican a la reparación de electrodomésticos, ya que ahora resulta más rentable repararlo y que aguante un par de añitos más que comprarse uno nuevo sin amortizar el viejo todo lo que se puede. Claro está que esta opción no es válida si el arreglo te va a costar más que uno nuevo.
Normalmente, un arreglo importante puede costarte la mitad que uno nuevo, y es ahí cuando viene el dilema de si se debe o arreglar. Los electrodomésticos que más suelen repararse son los de cocina como microondas, lavadoras o frigoríficos, ya que gozando de buena salud pueden tener varios años de vida. Para que no te surja ningún problema con el taller donde lo van a reparar, fíjate bien en que el presupuesto está detallado y por escrito, incluyendo los siguientes datos:
- Nombre, dirección y NIF de la empresa.
- Nombre y domicilio del particular.
- Marca, modelo y número de serie del electrodoméstico que hay que reparar.
- Motivo de la reparación y diagnóstico de la avería.
- Coste de la reparación y descripción de las piezas que deben repararse o sustituirse.
- Fecha y firma de la persona responsable del taller.
- Fecha prevista de entrega.
- Fecha y aceptación por parte del particular.
- Tiempo de validez del presupuesto, el cual no puede ser inferior a 30 días en el sector de reparación de electrodomésticos.
Una vez que has dado el visto bueno a la reparación, asegúrate de que las piezas que te han cambiado son realmente nuevas a no ser que se haya especificado lo contrario, como por ejemplo usar piezas de segunda mano que estén en perfecto estado. Tienes derecho a reclamar las piezas que han retirado para llevártelas.